viernes, 14 de septiembre de 2018

Los 2 años, edad explosiva y emocional.


  El verano parece que está cogiendo ya su tren de vuelta hasta el año que viene...

   Ay, perdonadme...Después de tantos meses con el blog criando telarañas, quizá debería presentarme de nuevo.
Soy Súper Mami (aunque cada vez me queda menos de Súper), me acompañan en la vida Súper Papi y Súper Eyre (ella sí que es cada vez más Súper...) y en estos momentos estoy sobreviviendo a su aDOSlescencia, su erupción dental masiva y su batiburrillo emocional.



  Entre micro toma y micro toma, cuando las rabietas me lo permiten y el sueño no me hace caer rendida, he ido escribiendo este post-resumen del verano, de vivencias y reflexiones.

LOS TERRIBLES DOS (no me gusta nada esta expresión, ya os lo digo)


  Uno de los principales motivos por el que llevo desparecida este tiempo es porque, pese a saber que llegarían, me han pillado por sorpresa tremendamente sus 2 años y todo lo que ello comporta.



  Ahora mismo, Eyre es toda emociones extremas. Es cierto que nunca ha sido una niña tibia (y es algo que me encanta de ella) y siempre ha mostrado un gran carácter y siempre hace valer su opinión y deseos. Pero claro, seamos sincerxs, mientras puedes "manejarla" pues bueno, vas tirando. Pero ahora que tiene bastante dominio del lenguaje, conoce más cosas, y en definitiva, es más mayor, a veces se hace cuesta arriba cuando tenemos que llegar a acuerdos con ella.


  Por ejemplo, para que os hagáis una idea: ella quiere subirse siempre sola a la silla del coche. Si vamos con tiempo, se sube ella sola. Pero claro, hay veces que vas con prisas y no puede ser. Entonces se enfada (y con razón, ella puede subirse sola, y lxs peques no entienden de prisas adultas).
  Las personas adultas llevamos un ritmo que les arrastra, y no siempre pueden (o quieren) comprender (pensemos en lo mucho que ceden ellxs y lo poco que lo hacemos las madres y padres...)

  Otra característica de esta etapa, está siendo su mayor independencia física. Día tras día aprende a hacer cosas nuevas, cada vez mas arriesgadas. 
  Desde muy peque ha tenido muy desarrollada la psicomotricidad, y claro, ahora no iba a "frenarse". Es acróbata de vocación, está claro. Y nosotrxs no tenemos más que cuidarla sin entorpecer su evolución.

  Por otra parte, este verano ha sido (como todos sus veranos) un verano de dientes y los malestares que traen consigo. Ahora ha sido el turno de los 4 molares externos, 4 mastodontes saliéndole uno detras de otro de sus encías. Y esto, como era de esperar (todos sus brotes dentarios han sido igual) le ha hecho estar irritable, con cacas muy ácidas, no toleraba el cepillado de dientes en condiciones, muchas babas... Ahora, pasado el gran calor, ya tiene las 4 muelas fuera y puede descansar tranquila.

Por otra parte, y muy ligado tanto a sus emociones como a la erupción de las muelas, Eyre empezó a mordernos. A nosotros, a los yayos, a otrxs peques... Cada vez que muerde, le decimos que comprendemos que esté cansada/contenta/enfadada/le duele la boca, pero que morder hace daño. Poco a poco, y después de trabajar con ella de una manera siempre respetuosa, hemos conseguido que canalice sus emociones de otras maneras. No bajamos la guardia, pero parece que está más controlado el tema.



UNA DEMANDA DE TETA MAYOR QUE LA DE UN RECIÉN NACIDO


  Todas las que deis lactancia materna a vuestras hijas e hijos, sabréis que esta atraviesa varias crisis o etapas con unas características y una temporalidad muy marcada.



  Gracias a mi pequeña (pequeñísima) formación sobre lactancia y a los libros y artículos de los que me voy empapando, conocía de la existencia de la crisis de lactancia de los 2 años (parece ser que es la última. Si sobrevives a esta, ya el resto es "pan comido")

  Pues sí, esta crisis existe. Está plenamente relacionada con todos los cambios que está realizando. Digamos que está en una etapa a caballo entre ser un bebé-niña que depende de nosotros 100% y ser una niña más autónoma. Como lo percibo yo es como si del juego del pilla-pilla se tratara. Ella "sale a correr", explora, juega, crece, evoluciona... Pero necesita volver a "mare" (nunca mejor dicho) para estar a salvo. Tiene que ser ese vértigo que se siente cuando te aventuras a hacer cosas nuevas.

  No lo negaré, han habido días (y noches) de plantearme que podía ser momento de destetar. Pero gracias a unas conversaciones que tuve con unas mamis con peques "mayores" lactando (y que ya habían pasado los 2 años), conseguí las herramientas para sobrellevarla, y aprender a pactar y negociar con Eyre algunas tomas que empezaban a ser muy agobiantes para mí.

  Ahora, aunque continúa adorando su teta y mamando a demanda, va respetando más mi sentir cuando le digo que no puede ser por X razón. Su madurez cada vez mayor le permite comprender que a veces mami está cansada, o muy cargada como para que ella mame, etc.

HEMOS SOBREVIVIDO AL VERANO DE LOS 2 AÑOS-HAY QUE QUITARLE EL PAÑAL SÍ O SÍ


  Sinceramente, pensaba que esto ya lo teníamos superado las madres y los padres de hoy en día. 

  Pensaba, y os digo la verdad, que eso de quitarles el pañal el verano en el que ya tienen los 2 años, era, como poco, parte del pasado, de esa cultura rancia en la que se obliga a todas las niñas y niños a cumplir una serie de requisitos estandarizados como si fueran todos iguales.

  Pensaba (desde mi burbuja, ya veo) que ya todas las madres y padres sabian que el control de esfínteres era un hito madurativo del desarrollo de cada peque.

  Y pensaba, ilusa de mí, que el entorno nos respetaría por haber decidido (ironías del vocabulario y de la vida) respetar a nuestra hija y a sus procesos fisiológicos y madurativos.

  Pero no, ninguna de mis creencias ha sido cierta. Este verano, como todos los veranos, a las niñas y los niños de 2 años (sean de enero o de julio) se les quita el pañal y se les obliga a hacer pipi y caca en orinales y/o wc. Y, en más de una ocasión, se les riñe o ridiculiza cuando se les "escapa" (no, amigxs, no se les escapa, se lo hacen encima porque no controlan esfínteres)

  Al mismo tiempo, se atreven a hacer observaciones al ver que Eyre aún lleva pañal. No, "aún" no lleva pañal, es que es su apoyo para recoger sus deposiciones hasta que sea capaz, por ella misma, de controlarlas. Y no, no es un fracaso ni de ella ni de nosotros como padres. El fracaso está, bajo nuestro punto de vista, en forzar a las niñas y niños a cumplir unos estándares cuando no son iguales entre ellxs.

  Pues bien, Eyre, aunque a veces hace pipi y/o caca en el wc, necesita del pañal para la mayor parte del día (como muchos de esos peques. No digo todos, ojo)

  Y nos hemos topado con observaciones (a nosotros y a ella, que son las que más nos duelen), y también de personas que le han quitado el pañal en nuestra ausencia sin consultarnos.

  Y eso acarreó que Eyre estuviera más nerviosa que de normal.

  ¿Tan difícil es respetar a las y los niños? ¿En serio? Lo que consiga tu hija o hijo, es cosa suya, no te van a dar ningún premio porque ande antes, hable antes que el peque del vecino o le quites el pañal antes que a su amiguita (aunque tengas que cambiarle 50 veces de ropa al día)

  Pero bueno, lo dicho, hemos sobrevivido, y sobretodo, Eyre sigue a su ritmo y sin presiones.


EL SECRETO PARA SOBRELLEVAR ESTA ETAPA Y ACOMPAÑARLA DE LA MEJOR MANERA POSIBLE

  ¿El secreto? Respetarla, tener paciencia y comprensión con ella, dialogar (aunque son pequeñxs, entienden las cosas si se las decimos con palabras que entiendan), no gritarle (aunque a veces es imposible no hacerlo por situaciones personales, lo más adecuado es que no entiendan que con gritos se consiguen las cosas) y, por supuesto, en nuestra manera de entender la crianza, siguen sin entrar los cachetes, los empujones ni las ridiculizaciones.

  Tenemos claro que esta etapa "dificil" pasará, y la estamos sobrellevando con amor y mucho respeto.

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