viernes, 21 de septiembre de 2018

Nuestras vacaciones en Roquetas de Mar (Almería)

  En julio estuvimos en Roquetas de Mar de vacaciones (maravilloso para las familias, en serio) 

¿Por qué elegimos este lugar para nuestras vacaciones?

  Aunque los dos somos valencianos, lo bien cierto es que ni SP ni yo somos ni de paella ni de playa. Y diréis, "pues Roquetas de Mar, como su nombre indica, no es un pueblo de montaña"

  Pues sí, tenéis razón. Pero es que a Eyre le encanta la playa.

  Ya conocíamos la costa almeriense de un viaje que hicimos de solteros al Cabo de Gata. Así es que sabíamos que las playas de Almería no tienen esa arena pegajosa que tan poco soportamos (sabemos que aquí en la Comunitat Valenciana hay lugares con playas de arena "gruesa", pero no nos daba el presupuesto). Así es que decidimos buscar un apartamento por dicha costa.


  Nuestros requisitos eran:
-Que se ajustara a nuestro presupuesto.
-Que el apartamento tuviera piscina.
-Playa cerca para ir andando.

 Y así dimos con Roquetas de Mar.



  Menos mal que la playa la teníamos a 10 minutos, porque tras 5h de coche, Eyre dijo que de ahí no se movía hasta que no regresaramos.

  Y la verdad es que genial, una playa limpia (las calles no tanto...), familiar, respetuosa...




REFLEXIONES FEMINISTAS DE VACACIONES


  Lo sé, no puedo quitarme las gafas violetas, y lo observo todo desde una perspectiva feminista y de género. Y en vacaciones no iba a ser menos...

  Allí, con el mar de fondo y rodeada de familias, me dio para reflexionar mucho, y para pensar en todo lo que llevamos andado como sociedad y lo que aún nos queda.

  Nos encontramos muchas (MUCHAS) familias criando a sus hijas e hijos "como se ha hecho toda la vida". Actitudes permitidas para unos que no lo son para ellas, las señoritas.

  Pero hubieron un par de hechos que, jo, me marcaron.

  Estábamos una noche en un parque. Eyre estaba columpiándose y llegó otra niña con unas muñecas de princesas Disney. Eyre se quedó mirando las muñecas y le pidió a la niña jugar. La niña, y la cito textualmente porque a pesar del tiempo pasado, no puedo olvidar lo que dijo, le soltó: "es un niño, no puede jugar con las princesas" 
(a esa niña ya la han adiestrado bien: ñinas=pelo largo, vestiditos y pendientes) y le contesté:
"mira, cariño, primero decirte que es una niña, se llama Eyre. Y segundo, que aunque fuera un chico, ¿por qué no pueden gustarle las muñecas?" La niña, me contestó que "no podía ser una niña porque no tenía pendientes, y que a los niños les gustan los coches y las peleas, no las muñecas"
  No supe qué decirle más. La pena y la rabia me podían.

  Esa misma noche, nos tomamos unos granizados en una heladería. Íbamos Súper Papi, Eyre y yo. Cuando nos atiende el camarero, sólo se dirige a Súper P. Y cuando viene a cobrarnos, sigue dirigiéndose a él sólo. Papi no llevaba suelto y dije yo "espera que yo si llevo". Me mira el camarero (OMG, se ve que no soy transparente, ¡menos mal!) y vuelve a mirarlo a él: "si no llevas metálico, puedes pagar con tarjeta" Súper P, que ya se está volviendo un rebelde como yo, le dice: "no, paga mi mujer" Y la cara de ese neandertal misógino se puso más roja que un granizado de fresa.

  Pero todo no fueron malas experiencias. 

  He disfrutado como nunca de mi cuerpo. Al contrario que les pasa a muchas mujeres, tener a mi compañero hombre al lado me hace más libre. No me gusta hablar de "me deja" o "me permite" o "no se enfada si..." porque no es así. Soy libre y tenerlo al lado sólo hace que reforzar esa libertad.


  Hago topless en la playa (conozco muchas mujeres que no lo hacen por ellos) y es lo más cómodo del mundo, sobretodo para dar teta, ya que le das a tu hijx la posibilidad del auto servicio.


  Y hablando de libertades y feminismo (esto ya pasó estando en casa), recientemente, al ver unos regalitos que nos sobraron para los peques de nuestra boda, me di un "zasca" a mí misma que casi me caigo para atrás... Los regalitos eran unos puzzles para pintar. A las niñas, les compramos los puzzles de Minnie, de las princesas, etc y les pusimos en el envoltorio lazos rosa. A los niños, por el contario, les elegimos puzzles de Bob Esponja, Spider Man, etc y los lazos, claro está, eran azules.

  Pues sí, yo hice eso hace 3 años, que no son nada, y para mí lo han sido todo. La vida te cambia, la mente evoluciona y la forma de ver las cosas por fortuna, también puede cambiar.

EN CONCLUSIÓN...

  Este ha sido un verano de auto descubrimientos, de evolución, de grandes cambios de Eyre y nuestros, de acompañarnos.

  Hemos reído, jugado con la arena, Eyre ha superado un cierto miedo que le tenía a las piscinas grandes, en definitiva: hemos disfrutado mucho los tres.

  Quizá ha sido el verano en el que más he podido madurar ideas y en el que hemos podido crecer junto a nuestra hija.



No hay comentarios:

Publicar un comentario