jueves, 29 de marzo de 2018

EDUCAR EN VIOLETA




Educar en violeta es…

  Educar en violeta es educar personas. Ni niñas ni niños, personas.
  Educar en violeta es no llamar princesas ni príncipes. Las princesas crecen pensando que necesitan un príncipe que las salve. Y los príncipes, creyéndose con el derecho y la obligación de estar por encima de las princesas para poder salvarlas (y la presión que para algunos de ellos supone).


  Es no decirle a tu hija que no puede hacer esta u otra cosa por el hecho de ser niña.

  Educar en violeta es no ponerle vestidos incómodos con los que no va a poder moverse con soltura o ensuciarse con libertad. Es no "marcarla" con pendientes para diferenciarla de los niños.


  Cuando educas en igualdad, educas en igualdad. Es decir, eres muy consciente y estás muy convencida/o de esa igualdad. Si no, no sirve de nada. Si no lo estás 100% en algún momento empezarás a educar a hijas e hijos diferente por su género.


  Cuando educas en violeta, estás dispuesta/o a pelearte contra los convencionalismos patriarcales, a desterrar de tu vida y tu entorno el máximo de micromachismos posible. Una vez de pones las gafas violetas, no hay vuelta atrás, has decidido ir a por todas, a crear, desde vuestra familia, un mundo mejor para nuestras hijas.


¿Y si tengo un hijo, también es necesario que lo eduque así?


 ¡Pues claro! Educar en el feminismo no es algo exclusivo de mujeres y niñas. Los niños y los hombres han de educarse en el respeto a los demás, en este caso a nosotras. Educarlos con el ejemplo de ver cómo su madre y su padre se respetan, como hacen las tareas de casa indistintamente, como papá no goza de libertades distintas a mamá, como no hay “cosas de chicas o cosas de chicos”, como no hay actividades exclusivas de “papá con hijo” y “mamá con hija”. Sí, claro que los niños también han de educarse en violeta. Porque serán los compañeros de la vida adulta de nuestras hijas (no me refiero sólo al terreno sentimental, que tiene infinidad de elecciones), compañeros de trabajo que no menospreciarán a sus compañeras por ser mujeres, que no harán comentarios vejatorios hacia ellas. Serán hombres que no se crean con el derecho de disponer de los cuerpos de las mujeres sin su real consentimiento. Serán hombres incapaces de explotar sexualmente a una mujer, incapaces de maltratarla. Claro que es necesario.


  Justo hace unos días leía un artículo en el que la autora decía que de qué servía cambiar las vidas de las mujeres si no cambiaba el escenario donde se iba a desarrollar esa vida. Y tenía toda la razón. Si las mujeres nos liberamos, nos empoderamos, nos reeducamos, pero seguimos desarrollándonos en un terreno tremendamente hostil para nosotras, con mil trabas y millones de micro y macro machismos, de nada nos sirve. Necesitamos un compromiso de la sociedad en general. Mujeres y hombres. Empezando por las familias. Ahí empieza todo. Las familias (sean del tipo que sean, no hablo de modelos tradicionales, hablo de la célula básica de toda sociedad) somos las que debemos empezar con el cambio. Somos las madres y padres de las personas adultas del futuro. Y conforme las eduquemos, serán. Así es que sí, todas y todos tenemos algo que hacer.





Una responsabilidad social


  Por eso, educar en violeta es una responsabilidad que adquieres con el futuro de tus hijas e hijos, con la sociedad de la que formarán parte.


  Nosotros somos tremendamente felices de saber que estamos educando a una mujer libre, que, esperemos, no tenga que soportar ni la mitad de yugos que tuve (y tengo) que soportar yo. Que crezca sin la presión de los estereotipos de género. Que pueda elegir con la libertad de equivocarse, caerse, levantarse y que nadie le ponga trabas por ser mujer. Creemos en el feminismo, en el violeta y en un futuro más equitativo para mujeres y hombres. 

  Simplemente (y a la vez tan difícil) eso es educar en violeta.

jueves, 15 de marzo de 2018

Los libros de casa: "Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo"

  Siguiendo con la serie de publicaciones dedicadas a las mujeres, madres o no, y al feminismo este mes de marzo, hoy os traigo la review de un tesorito literario: Querida Ijeawele, Cómo educar en el feminismo.

Cómo llegó a casa...

  Un día, buscando un libro de temática feminista en tiendas on-line (cuando te sales un poco de lo "convencional", a veces es complicadísimo encontrar determinados libros) me  salió en recomendaciones Querida Ijeawele. No sabía de su existencia. Pero desde que leí su sinopsis, lo añadí a mi "wish list" (esa que ya es casi interminable)

  Hace un par de semanas, entré a una librería a buscar el "innencontrable" libro. Por supuesto, no lo encontré, pero me compré el libro Idiotizadas de Moderna de Pueblo, y cuando fui a pagar, ahí estaba Querida Ijeawele en la caja.

  Y así, con una mezcla de casualidad y señal, se vino este maravilloso e inspirador libro a casa.

El libro bajo el ojo objetivo...

  A simple vista, es un libro pequeño de tamaño (enorme por dentro), de cubierta verde intenso e interiores sin ilustraciones y en blanco y negro. Consta de 90 páginas, divididas en 15 sugerencias o capítulos.

  La escritora, Chimamanda Ngozi Adichie, es una autora nigeriana que traslada su ser feminista a sus libros. 


Nos sumerge en...

  Querida Ijeawele una carta escrita por la autora a una amiga que ha sido madre recientemente. Mediante 15 sugerencias, le va mostrando lo que es educar en feminismo a su recién nacida hija Chizalum Adaora. 

  Con recomendaciones como "un padre es tan verbo como una madre" o "Porque eres una niña nunca es una razón para nada. Nunca", la autora nos va sumergiendo en una reflexión sobre el camino que llevamos hecho y el que nos queda por andar en la educación feminista de nuestras hijas e hijos.





Después del cuento...

  Da igual si eres madre/padre de hija o de hijo, da igual que aún no haya nacido, o si por el contrario ya es "mayor". Querida Ijeawele nos proporciona herramientas muy útiles para construir junto con nuestras hijas e hijos un futuro de esperanza, de igualdad.

  En casa nos ha hecho reflexionar mucho acerca de lo que hacemos en nuestra crianza violeta, de los micromachismos que aún tenemos integrados. Reconozco que este libro me ha dado algún "bofetón"... Ya la primera sugerencia me dejó "K.O". "Sé una persona plena. La maternidad es un don maravilloso, pero no te definas únicamente por ella" Siempre digo que además de madres somos mujeres. Y admito que casi siempre me cuesta definirme como mujer además de mi faceta de madre.

Opinión...

  Llegados a este punto de la reseña, ¿Qué puedo decir más acerca de Querida Ijeawele
  
  Es un libro imprescindible, para aprender o mejorar en nuestra educación en igualdad. Para ello, es fundamental creer en que somos iguales mujeres y hombres y que otra sociedad más igualitaria es posible. 

  Este libro sólo es una guía para ayudarnos a todas y todos en este camino tan vital como es el de construir un futuro mejor para nuestras hijas e hijos.

jueves, 8 de marzo de 2018

8 de marzo

  Me había planteado no publicar. Hasta ahora mismo estaba debatiéndome entre hacerlo o no. He secundado la huelga, así es que, a priori, no tenía micho sentido publicar. Pero tambien he pensado que hoy es un día para reivindicar. Sé que el motivo de la vaga es que se "note" el vacío que dejamos las mujeres cuando no realizamos las tareas que normalmente realizamos (en casa, en el trabajo, en el comercio, etc) Pero soy consciente que la mayoría de mis lectorxs son mujeres, así es que por vosotras, por las que creeis en un mundo igualitario y por las que aún no. Por las que luchais conmigo y por las que aún no os habéis levantado. Por todas,hasta por las que no sois "ni machistas ni feministas" (a vosotras os recomiendo leer sobre lo que son cada cosa)
  Soy mujer. Hoy es nuestro día. Pero no me felicites, por favor.

  Ser mujer es un hecho, no un estado. Por eso, no me felicites.

  Por ser mujer, me expongo a cobrar menos en un trabajo que mis compañeros hombres.

  Por ser mujer en "edad de ser madre" me han excluido de procesos de selección.

  Por ser mujer, no me han renovado contratos. Así contrataban a otra y volvían a cobrar la subvención.

  Por ser mujer y madre me he cerrado puertas laborales.

  Por ser mujer y madre he tenido que elegir.

  Por ser mujer, tengo que ir mirando hacia atrás cuando voy sola de noche.

  Por ser mujer, me expongo a críticas por cualquier aspecto estético.

  Por ser mujer, aún hay ámbitos que tengo vetados.

  Por ser mujer, tengo que escuchar bromas, chascarrillos y sandeces referentes a cómo somos, supuestamente, las mujeres.

  Por ser mujer, tengo menos credibilidad si denuncio una agresión.

  En la medicina, todo lo relacionado con la salud propiamente de las mujeres está menos investigado.

  Por ser mujer, voy a poder entrar gratis a una discoteca para ser un reclamo.

  Por ser mujer, muchos hombres se van a creer con el derecho de decirme lo que les apetece hacerme.

  Por ser mujer, van a verme muchos como un trozo de carne con agujeros que tapar.

  Por ser mujer, muchas mujeres dirán que eso me pasa "por ir provocando"

  Por ser mujer, Eyre tendrá que enfrentarse a opiniones sobre sus no-pendientes, su pelo corto y su ropa "no de niña"

  Por ser mujer, Eyre lo tendrá más difícil que los niños, sólo por haber nacido con vagina.

  No me felicites. Ser mujer, hoy en día significa estar en desigualdad de condiciones y oportunidades. Ser mujer, hoy en día, significa luchar.

  Hoy se celebra el Día Internacional de las Mujeres para recordarnos a todas y todos, que aún queda mucho por hacer.

  Hoy es el Día de las Mujeres. Pero no me felicites: únete y luchemos juntxs.


jueves, 1 de marzo de 2018

Marzo, mes de las mujeres

Hoy empezamos marzo. Marzo no es un mes cualquiera, aunque debería serlo. De la misma manera que no da igual que seamos mujeres u hombres, aunque también debería dar igual.

Crianza y feminismo. Feminismo y crianza.

  Me he pensado "muy mucho" si tratar durante todo este mes temas relacionados con la situación de las mujeres y sobre el feminismo, era algo relacionado con la maternidad, es decir, con el tema transversal de este blog.

  Y cada argumento a favor o en contra me llevaba a la misma conclusión: Las madres y los padres somos lxs que tenemos la llave de un futuro de nuestras hijas e hijos con equidad y respeto. Es decir, somos las madres y los padres de las personas adultas del futuro. ¿Cómo no va a ser importante que reflexionemos sobre qué camino llevamos y hacia dónde queremos que éste nos lleve?

  No se trata de si eres madre/padre de un hijo o de una hija. Se trata de ahondar en nuestro interior, para después analizar cómo esta el "patio", cómo viven las mujeres de nuestro alrededor (y no hablemos de 1000km más hacia allá...). No por tener un hijo varón estás exenta/o de responsabilidad. No por tener una hija tienes que luchar por ella. Esto es asunto de todas y todos, mujeres y hombres.

  Educar en igualdad (equidad, mejor) implica romper con muchas cadenas. Implica deshacernos de muchos roles aprendidos. Implica asumir que el nacer con vagina o con pene no debe condicionar la educación que demos a nuestras hijas e hijos.

  A Súper Papi y a mí a veces nos cuesta discernir entre los condicionamientos de género y lo que es así y punto, da igual niña que niño. Es muy, muy complicado "deconstruirnos" por completo y educar y criar en base a instintos naturales y evidencias científicas.

  Llevamos las madres y los padres una carga tremenda. La ropa rosa/azul, pendientes a las niñas, juguetes "de niña" o "de niño", actitudes aceptables para uno y otro género, etc son ejemplos de ese lastre patriarcal que llevamos a cuestas.

  El caso es que hay familias que no se plantean nada de esto (bien por desconocimiento o bien por consentimiento) y continúan educando a sus hijas e hijos de manera distinta según su género. Para mí, aquí no debería caber el "cada madre y padre educa como considera", ya que con una crianza y educación igualitaria ganamos toda la sociedad. Mientras que continuando con la tradicional educación machista, perdemos todos, las primeras nosotras y nuestras hijas.

Tradiciones que pesan como cadenas...

  Plantearse romper con la "tradición" es complicado, lo sé. Pero tarde o temprano alguna generación tiene que empezar a cambiar el "chip". Y cuanto más tiempo perdamos (o más generaciónes nos esperemos a dar el salto) más complicado será acabar con toda esta discriminación social, económica, física y laboral que sufrimos las mujeres.

Por nosotras. Por ellas.


  Por nuestras abuelas, madres, tías que han tenido que vivir a la sombra de los maridos. Por nuestras hijas e hijos que merecen un futuro de respeto e igualdad.