jueves, 25 de mayo de 2017

La maternidad es...

  La maternidad es ese estado en que que partes de un "yo" para ser un "todo".
  En el que dejas de lado tus superfluidades para centrarte en el núcleo de tu existencia.

  La maternidad es romperte desde dentro para construir una fortaleza de amor sobrenatural.
  Es tener días de Sol y días de mucha penumbra.
  Son noches sin dormir, y días de llorar de impotencia.
  Pero son sonrisas y caricias que te tocan en alma con cada respirar.

  La maternidad lo es todo, porque una vez te conviertes en madre, no existe un antes.

  La maternidad es presente y futuro, es caminar de la mano.
  Es abrazar muy fuerte y hablar muy bajito.
  Es instinto e intuición.
  Es la esencia del todo cuando ya no recuerdas cuando no había nada.

  La maternidad es despeinarte, son ojeras y uñas por hacer.
  Pero es una piel que te rejuvenece el alma.

  La maternidad sabe a sal...y a azucar...y a galletas recien hechas... Pero también sabe a guiso quemado.
  Te sacia la sed y el hambre de vivir.

  Cuando descubres qué es la maternidad, aún te queda más por conocer, y ya no quieres a nadie más tanto como a aquel(lla) que el día que se te abrieron las entrañas te hizo madre.


Este es el alma de mi maternidad hecha tatuaje. Es un boceto, a carboncillo del genial Picasso, plasmando lo que para mí es sin duda ser madre. Ternura y cansancio. Para siempre en mi piel, cerrando una herida.



jueves, 18 de mayo de 2017

VIAJAR CON NIÑXS

  Esta semana pasada hemos estado de (merecidísimas) vacaciones, por eso no publiqué el jueves.

  Nos hacía mucha ilusión que Eyre conociera sus raíces cordobesas, así que decidimos emplear los días que Súper Papi tenía libres para irnos al Sur. 

  Aprovechando el viaje, hicimos una parada de fin de semana en Granada para ver a los Titos, que desde que nos enteramos de la futura llegada de Garbancito les debíamos un achuchón gigante.

  El lunes ya nos despedimos de los Titos para irnos rumbo a Córboba (nuestra amada Córdoba) a pasar unos días hasta el jueves.

  Y el jueves ya, con toda la pena del mundo pero con la satisfacción de haber disfrutado a tope, nos volvimos a casa.

  En total fueron unos 1120 km aproximadamente (repartidos en 450 km de Valencia a Granada, 200 km de Granada a Córdoba y 520 km de Córdoba a Valencia) y 7 días contando los de ida y vuelta.

  Si para un adulto se puede hacer pesado (para mí desde luego, mucho), para bebés/niñxs, se puede hacer eterno, tanto para ellxs como para los papis.

  Para organizarnos el viaje, fuimos observando el comportamiento de Eyre en el coche desde meses atrás. De esta manera, vimos que aunque nos resultara raro, iba más tranquila y entretenida si iba sola detrás ("cantando", jugando con sus zapatillas, con algún juguete...) que si iba yo con ella. También fuimos probando con distintos tipos de música y grupos para ver qué le gustaba más ir escuchando. La realidad es que sólo existe un grupo (por ahora) que le guste, y ese es La Oreja de Van Gogh. Y aunque es de mis grupos favoritos, 5h seguidas escuchándolo acaba cansando. Por eso, aprovechábamos que ella se dormía para cambiar de registro.

  Otro tip que seguimos para que no se le hiciera tan largo fue comprarle varios juguetitos (un libro de tela, una marioneta-pollo que le regalaron para el cumple y un sonajero de peluche) que prácticamente no vio hasta el momento mismo del viaje. Así, jugábamos con la ventaja de la novedad, y se los íbamos dando a medida que se cansaba de cada uno.
  Es importante recalcar que en ningún momento le pusimos ni tablet ni móvil ni ningún aparato electrónico (de hecho no usa nada de eso) así es que si nos esforzamos, podemos tener a lxs peques entretenidos sin necesidad de recurrir a estos aparatos.
  
  Por supuesto, las paradas son fundamentales, tanto para quien conduce como para lxs peques,que no deben de estar nunca más de 2h en sus sistemas de retención. Nosotros decidimos parar o cuando se despertaba de la siesta,o si iba despierta cuando llevábamos alrededor de hora y media. En cada parada le dimos agua y/o teta, paseamos un poquito, jugamos con ella, etc. Las vueltas al coche fueron algo "traumáticas" pero enseguida se le pasaba.

  La comida también era algo que nos preocupaba bastante, ya que al hacer BLW y estar muy concienciados con su alimentación, nos inquietaba un poco que se "desmadrara". En este sentido, seguimos unas pautas, que en nuestro caso funcionaron:
-Tanto en Granada que nos quedábamos en casa de los Titos, como en Córdoba que teníamos alquilado un apartamento, procurábamos, al menos, comer o cenar en casa de comida casera.
-Si la hora de la comida o la cena nos pillaba por la calle, nos pedíamos siempre comida que Eyre tuviera ya introducida, y siempre la pedíamos sin sal (o con poquita sal) y muy cocinada.
-Como siempre llevo su lechita a cuestas, si un día estaba muy despistada y no quería comer sólidos, no la obligábamos (nunca lo hacemos) y no nos preocupábamos en absoluto.

  En cuanto al tema de dormir, lo mismo:
-Si podíamos estar en casa para la siesta, perfecto (y mejor, ya que duerme más y mejor en la cama) y si no,
-Mochila de porteo (generalmente) o carro

  Es por estos dos aspectos (comida y sueño) por lo que nos decidimos por alquilar un apartamento. Era como tener una casa 24h disponible y sobretodo con cocina donde poder cocinar y comer tranquilos y con alimentos sanos y de conocida procedencia (concretamente, de un supermercado muy conocido de un señor valenciano con un gran imperio ya)

  En conclusión, viajar con Eyre nos ha resultado mejor de lo que (sinceramente) esperábamos. No sé si los "trucos" que hemos utilizado han funcionado realmente o ha sido el amor de hija que tenemos (o una mezcla de los dos). Pero si tenéis pensado viajar con vuestrxs hijxs, ¡nada perdéis por probarlos!



jueves, 4 de mayo de 2017

Acordarse de las madres una vez al año no hace daño al patriarcado

  Este domingo es el famoso Día de la Madre. Ese día en el que muchas madres reciben una plancha, aspiradora, o cualquier utensilio que NUNCA regalarías a un hombre. En el mejor de los casos, esas madres reciben una planta o un ramo de flores.

 Seguramente, los maridos e hijos inviten a esas Súper Mamis a comer, y toda la familia junta pasará un día lleno de amor, felicidad y de ego masculino "mirad que buen marido soy"
  
  Pero el lunes ya no es el Día de la Madre. Y esa mujer que el domingo lo pasó rodeada de reconocimiento y amor, volverá a su día a día. Un día a día que nada tiene que ver con ese afecto que todos le dedicaron el día anterior.

 El día a día de una madre es agotador. Ya no sólo por las tareas propias de cuidar de los hijos (tanto la que trabaja fuera de casa como la que se dedica al cuidado de los hijxs y de la casa es, en general la que lleva casi todo el peso de la crianza) sino también por todo el acoso al que somos sometidas casi a diario.

  La mami que decide continuar con su trabajo fuera de casa (siendo mujer y encima en los tiempos que corren, seguramente le costara más encontrar ese trabajo que al padre) es juzgada por "abandonar" a sus hijxs. Encima, cuando llega a casa, tiene a sus niñxs con mamitis esperándola. La mayoría de veces, además, le toca cocinar para ese día y el siguiente, y, por supuesto, limpiar y asear la casa. Por desgracia, estas cosas aún siguen siendo "cosas de mujeres".

  Por otra parte, está esa mami que por decisión propia deja su trabajo remunerado o pide una excedencia/reducción de jornada (casi ningún hombre ni siquiera se plantea ser él el que "sacrifique" su trabajo, y sobretodo, su economía,no vaya a ser que su mujer cobre más...) o como yo, que no tenía trabajo fuera de casa con anterioridad al embarazo y así decidí continuar para criar a Eyre.

  Y aquí es donde escuchas de todo (y el fastidio más grande viene cuando es una mujer quien te lo dice), que así puedes descansar, que pobre tu marido que no puede descansar para manteneros, que mientras duerme la niña puedes pintarte las uñas (que claro que me las pinto, señora, porque me da la gana y porque también me lo merezco), etc... Y muchos mariduchos cuando vuelven a casa refunfuñan mientras hacen observaciones del estado de la casa. Lo que no saben (y ni les interesa) es que igual su hijx ha estado todo el día en brazos de su madre, o ha estado malitx o cualquier cosa de las que pasan cuando tienes hijxs. (*)

  Sí, esta es la realidad de las madres los otros 364 días. Los días en los que nadie se acuerda de ellas, no hay flores ni bombones, ni caricias ni felicitaciones.

    Acordémonos siempre de nuestras madres, mujeres, hijas... No sólo un domingo al año, si no siempre.

  Reconocer la labor de las madres (y mujeres en general) lastima a todo el tinglado montado al rededor del patriarcado. Reconocer la valía de una mujer no es despreciar la de los hombres, no tengáis miedo.




(*) Aquí quiero hacer un inciso: todos esos comentarios y situaciones los he escuchado de fuera de casa, NUNCA Súper Papi me ha echado en cara nada, ni cuando la cocina ha dado asco, ni cuando hemos tenido que cenar algo muy básico porque no había podido ir a comprar, etc. Lo que quiero decir es que los hombres de verdad, los compañeros de vida, se "arremangan" y se ponen a tu lado. Esos comentarios precisamente los he escuchado y vivido en propias carnes viniendo de mujeres. Así es que "el cuento" nos lo tenemos que aplicar todxs, porque al final todxs tenemos responsabilidad en el tema.