jueves, 5 de octubre de 2017

Educar en violeta

  Cuando decides (o te va naciendo) adoptar modelos de crianza que se salen de lo "normal", sabes que tarde o temprano vas a escuchar críticas u opiniones al respecto.

  Nos pasa con el colecho, con la alimentación de Eyre, con el tema guardería, porteo,etc.

  Pero cuando eliges una educación feminista para tus hijas e hijos, ahí ya te das de bruces con la estructura patriarcal que envuelve todo cuanto nos rodea. Casi todo cuanto nos rodea tiene tintes machistas, y si de crianza hablamos, aún más.

  Ya desde antes de nacer Eyre, insistimos en que no queríamos nada rosa. No tenemos nada en contra de ese color, entendedme, pero sabíamos que al tratarse de una niña, casi todos los regalos iban a ser de ese color. La cultura del azul-niño, rosa-niña no hace más que esterotipar y separar. Nosotros que queríamos criar en igualdad, no podíamos aceptar esos encasillamientos.

  En general, el tema de la ropa es tremendo. Mientras la ropa de niño está llena de colores y mensajes "potentes", de valentía y aventuras, en la sección de niñas predomina el rosa (en unas tiendas más que en otras), los mensajes tipo "I love you", "princess", etc.

  Esto lo hemos "mamado" desde siempre, y quieras o no, por mucho que lleves tus gafas violetas, algo se te escapa en la educación y crianza de tus hijas e hijos.
Fuente: Pixabay

DE CUANDO NO ERES FIEL A TUS PRINCIPIOS

  Cuando Eyre tenía unos pocos meses, le pusimos pendientes. Era lo que tocaba, ¿no?   Habíamos tenido una niña y por eso teníamos que perforarle las orejas. "Están tan guapas con pendientitos...", "total, luego de mayor os los pedirá", ¿cómo no le vais a poner pendientes?", etc eran frases que escuchábamos.

  Así es que se los pusimos invadidos por una mezcla de tradición y poco convencimiento.

  Desde ese momento nos arrepentimos.

  ¿Qué igualdad queríamos inculcarle a nuestra hija si, por el simple hecho de nacer mujer, la habíamos "marcado"?

  ¿Por qué tenía ella que soportar ese dolor impuesto? (está demostrado que es un mito lo de que no sienten dolor)

  Si teníamos un hijo, ¿a qué no le pondríamos pendientes? Entonces, ¿por qué a ella sí?

EL DÍA EN QUE RECONOCIMOS EL ERROR Y RECTIFICAMOS

  Han sido muchos meses debatiéndonos entre una tradición vestida de "sin importancia" y nuestro convencimiento de igualdad real. Unos meses de luchar contra nuestros propios argumentos (estética, que tenga pendientes como todas las niñas, el qué dirán, etc)

  Y por fin nos decidimos. El fin de semana pasado le quitamos los pendientes. Esa "marca" patriarcal que va tan en contra de lo que pensamos.

  Continuamos llenos de dudas (la "desintoxicación" machista es casi imposible) pero estamos felices.

  Felices por ser consecuentes. Felices por saber rectificar. Felices por dejar a nuestra hija que sea ella la que decida qué hacer con su cuerpo. Felices por haber sido libres. Y, sobretodo, por hacerla a ella un poquito más libre.


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