jueves, 4 de mayo de 2017

Acordarse de las madres una vez al año no hace daño al patriarcado

  Este domingo es el famoso Día de la Madre. Ese día en el que muchas madres reciben una plancha, aspiradora, o cualquier utensilio que NUNCA regalarías a un hombre. En el mejor de los casos, esas madres reciben una planta o un ramo de flores.

 Seguramente, los maridos e hijos inviten a esas Súper Mamis a comer, y toda la familia junta pasará un día lleno de amor, felicidad y de ego masculino "mirad que buen marido soy"
  
  Pero el lunes ya no es el Día de la Madre. Y esa mujer que el domingo lo pasó rodeada de reconocimiento y amor, volverá a su día a día. Un día a día que nada tiene que ver con ese afecto que todos le dedicaron el día anterior.

 El día a día de una madre es agotador. Ya no sólo por las tareas propias de cuidar de los hijos (tanto la que trabaja fuera de casa como la que se dedica al cuidado de los hijxs y de la casa es, en general la que lleva casi todo el peso de la crianza) sino también por todo el acoso al que somos sometidas casi a diario.

  La mami que decide continuar con su trabajo fuera de casa (siendo mujer y encima en los tiempos que corren, seguramente le costara más encontrar ese trabajo que al padre) es juzgada por "abandonar" a sus hijxs. Encima, cuando llega a casa, tiene a sus niñxs con mamitis esperándola. La mayoría de veces, además, le toca cocinar para ese día y el siguiente, y, por supuesto, limpiar y asear la casa. Por desgracia, estas cosas aún siguen siendo "cosas de mujeres".

  Por otra parte, está esa mami que por decisión propia deja su trabajo remunerado o pide una excedencia/reducción de jornada (casi ningún hombre ni siquiera se plantea ser él el que "sacrifique" su trabajo, y sobretodo, su economía,no vaya a ser que su mujer cobre más...) o como yo, que no tenía trabajo fuera de casa con anterioridad al embarazo y así decidí continuar para criar a Eyre.

  Y aquí es donde escuchas de todo (y el fastidio más grande viene cuando es una mujer quien te lo dice), que así puedes descansar, que pobre tu marido que no puede descansar para manteneros, que mientras duerme la niña puedes pintarte las uñas (que claro que me las pinto, señora, porque me da la gana y porque también me lo merezco), etc... Y muchos mariduchos cuando vuelven a casa refunfuñan mientras hacen observaciones del estado de la casa. Lo que no saben (y ni les interesa) es que igual su hijx ha estado todo el día en brazos de su madre, o ha estado malitx o cualquier cosa de las que pasan cuando tienes hijxs. (*)

  Sí, esta es la realidad de las madres los otros 364 días. Los días en los que nadie se acuerda de ellas, no hay flores ni bombones, ni caricias ni felicitaciones.

    Acordémonos siempre de nuestras madres, mujeres, hijas... No sólo un domingo al año, si no siempre.

  Reconocer la labor de las madres (y mujeres en general) lastima a todo el tinglado montado al rededor del patriarcado. Reconocer la valía de una mujer no es despreciar la de los hombres, no tengáis miedo.




(*) Aquí quiero hacer un inciso: todos esos comentarios y situaciones los he escuchado de fuera de casa, NUNCA Súper Papi me ha echado en cara nada, ni cuando la cocina ha dado asco, ni cuando hemos tenido que cenar algo muy básico porque no había podido ir a comprar, etc. Lo que quiero decir es que los hombres de verdad, los compañeros de vida, se "arremangan" y se ponen a tu lado. Esos comentarios precisamente los he escuchado y vivido en propias carnes viniendo de mujeres. Así es que "el cuento" nos lo tenemos que aplicar todxs, porque al final todxs tenemos responsabilidad en el tema.

No hay comentarios:

Publicar un comentario