jueves, 3 de mayo de 2018

Cómo me ha cambiado la maternidad. Reflexiones de 2 años.


  Hace unos días, Facebook me recordaba una foto de hacía dos años: Súper Papi, Duque y una futura mami que se creía que todo era Yupilandia. La inocencia en mis ojos, la niñez en mi cara. Esa ansiedad y emoción de quien está a las puertas de la cita a ciegas más importante de su vida.

(Siento la calidad de la imagen)

  Después de esa foto, todo se vuelve borroso. La alegría de tener a Eyre en mis brazos con la desazón de las almas rotas. El no entender, el verme sobrepasada.

  Ahora miro fotos de antes de ser madre y no me reconozco. ¿Esa era yo? ¿En serio? ¿O ahora es cuando de verdad soy y estoy yo? No es el cambio físico, que ha sido tremendo. 20 kg (casi 30kg si contamos el embarazo) me separan de esa Mari que no sabía la que se le venía encima.

  Dos años después del jueves 21 de abril de 2016, soy más fuerte, más paciente y reflexiva. Las y los que me conocen saben de mi impulsividad a la hora de hablar, mi explosividad en las discusiones.

  Sigo siendo de fácil "empanamiento", sólo que ahora, estoy tan cansada a veces, que, en realidad me duermo con los ojos abiertos.

  La relativización de las cosas es mi especialidad en la actualidad. Ya no me fastidia enormemente que se me rompa una uña, o no poder dormir (¿dor-qué?) hasta tarde. Ahora me preocupan más cosas como mi salud (y la de mi Súper Familia), cocinar platos saludables por Eyre y por nosotros, y vivir todos los momentitos con ellos a tope.

  Es curioso como cambian tus prioridades (aunque sigo sin poder salir a la calle sin maquillar o comprarme algún pintauñas de vez en cuando).

  Y si soy sincera, me cuido mucho más que antes. No veo que sea cierto eso de que las madres nos descuidamos. Y no estoy hablando de maquillarte o peinarte, que puede que no te guste. Hablo de dedicarte tiempo. Para pensar, para leer, para no olvidarte que eres madre pero no has dejado de ser mujer (es curioso ver como a los hombres, en general, no les cambia tanto la paternidad)

Y FUE CUANDO EL FEMINISMO ENTRÓ EN CASA...

  Ese día se produjo en mí (realmente en los dos) un cambio. Creíamos en la igualdad, el feminismo...pero de "boquilla". A partir de ese día, empezamos a poner en práctica (a veces con errores y otras con aciertos) esas ideas de un mundo más equitativo. Vamos pasito a pasito, trabajando día a día para que Eyre tenga un presente y un futuro en el lugar que le corresponde en la sociedad.


SÚPER PAPI Y SÚPER MAMI DESDE QUE SOMOS SÚPER PAPI Y SÚPER MAMI

  Ese día también nos cambió como pareja. Ese día se estableció un vínculo más entre nosotros. Ese día pasamos a ser compañeros de vida con un proyecto enorme hecho realidad. Ese día se nos pusieron muchos retos en nuestro cómodo camino que nos han hecho madurar como pareja.

  Siempre hemos sido de hablar todo, pero desde que somos padre y madre, vivimos más en común todo (sin dejar de ser él y yo dos personas distintas)

  Ahora disfrutamos más del sexo, un sexo más maduro, con más compenetración. La experiencia del embarazo, el parto y el horrible y larguísimo post-parto hicieron que Súper Papi y yo nos conocieramos más, y eso, en la intimidad, se nota. En dos años nos hemos conocido más que en todos los años que llevamos juntos.

UN CAMBIO DESDE LAS RAÍCES

  El cambio ha sido radical, desde mi raíz.

  Me deconstruí para nacer de nuevo. 

  Prácticamente ya no reconozco a la Mari de antes. Sigo siendo la misma, pero tan distinta que me cuesta encontrar las similitudes. Y, como he dicho antes, no es cuestión sólo del físico, eso, al fin y al cabo, viene y va, es el envase de quien somos.

  La madurez, lo que me enseña mi gran dama valiente, no lo cambio por nada.


No hay comentarios:

Publicar un comentario